La odontopediatria es la especialidad que se encarga de la salud dental de bebés, niños y adolescentes.
El dentista pediátrico tiene una formación especializada de tres años después de la carrera y se dedica a la salud buco dental de los niños desde la infancia hasta la adolescencia. Los muy jóvenes, preadolescentes y adolescentes todos necesitan diferentes enfoques en el trato con respecto a su comportamiento, guiando su crecimiento y desarrollo dental, y ayudando a evitar futuros problemas dentales.
El odontopediatra es el mejor cualificado para satisfacer estas necesidades y más que un Odontólogo general, pues se ha especializado para ello.
Es muy importante mantener la salud de los dientes de leche. Las caries que no se tratan dan lugar, con frecuencia, a problemas que afectan a los dientes permanentes en desarrollo.
Los dientes primarios o dientes de leche tienen numerosas funciones: son importantes para la masticación y una alimentación adecuada, proporcionar espacio para los dientes permanentes sucesores y ser sus guias en la posición correcta, y permitir el desarrollo normal de los huesos y los músculos de la mandíbula. Los dientes primarios también participan y por tanto afectan el desarrollo del habla y se suman a un aspecto atractivo. Mientras que los incisivos duran hasta 6-7 años de edad, los dientes posteriores (caninos y molares) no se reemplazan hasta 10-13 años.
Es una falacia que los dientes de leche no deben tratarse porque se caen. Quien te diga esto te miente y si es un profesional, deberias cambiarte de especialista.
La pulpa de un diente es el núcleo interno, en el centro del diente. La pulpa contiene nervios, vasos sanguíneos, tejido conectivo y células reparadoras.
El propósito de la terapia pulpar en Odontología Pediátrica es mantener la vitalidad del diente afectado por una caries o un traumatismo, que son las principales razones de que un diente requiera terapia pulpar. La Terapia pulpar es conocida por muchos adultos como "tratamiento del nervio", "pulpectomía" o "pulpotomía". Las dos formas más comunes de la terapia pulpar en dientes de los niños son la pulpotomía y pulpectomía.
Una pulpotomía elimina el tejido pulpar enfermo dentro de la parte de la corona del diente. A continuación, se coloca un agente para evitar el crecimiento de bacterias y para calmar el tejido nervioso restante. A esto le sigue – para aumentar las posibilidades de un mejor pronóstico – una restauración final (generalmente una corona de acero inoxidable o de zirconio)
Cuando toda la pulpa está involucrada (en el conducto radicular (s) del diente, se requiere una pulpectomía. Durante este tratamiento, el tejido de la pulpa enferma e infectada se elimina por completo tanto de la corona como de la raíz. Los canales son limpiados, desinfectados y, en el caso de los dientes de leche, llenos de un material reabsorbible. Luego, se coloca una restauración final. En el caso de un diente permanente , con las raíces ya formadas, se llena con un material no reabsorbible.
Los padres a menudo se preocupan acerca del rechinar nocturno de los dientes (bruxismo). A menudo lo escuchan y les preocupa el desgaste de los dientes (los dientes son cada vez más cortos).
Una teoría sobre su causa implica un componente psicológico. El estrés debido a un nuevo entorno, cambios en la escuela, el nacimiento de un nuevo hermanito, cambios en la alimentación o rutinas del día o de tipo emocional como separación de los padres o sucesos familiares.
Otra teoría se refiere a la presión en el oído interno por la noche. Si hay cambios de presión (como en un avión durante el despegue y el aterrizaje, cuando la gente está masticando chicle, etc., para igualar la presión) el niño va a moler al mover la mandíbula para aliviar esta presión.
La mayoría de los casos de bruxismo pediátrica no requieren ningún tratamiento. Si el desgaste de los dientes es importante o puede llegar a serlo, entonces sí que está indicado tratamiento.
La buena noticia es que la mayoría de los niños superan el bruxismo con una intensidad menor de apretamiento de los 6 a 9 años y progresivamente hasta los 12.
Si usted sospecha o duda si el bruxismo puede estar teniendo consecuencias en la salud dental de su hijo, llámanos.
La succión es un reflejo natural y los bebés y los niños pequeños pueden utilizar los pulgares, dedos, chupetes u otros objetos sobre los que chupar. La succión no nutritiva proporciona una sensación de seguridad en los períodos difíciles y puede inducir el sueño.
Cuando la succión no nutritiva persiste más allá del momento de la erupción de los dientes permanentes es muy probable que huesos y dientes se ven afectados, modificándose su posición correcta y apareciendo maloclusiones que pueden ser muy difíciles de normalizar.
Los chupetes no son sustitutos de chuparse el dedo. Pueden afectar a los dientes esencialmente de la misma manera que los dedos y los pulgares. Sin embargo, el uso del chupete puede ser controlado y modificado más fácilmente que el pulgar o el dedo hábito. Si usted tiene preocupaciones acerca de chuparse el dedo o el uso de un chupete, consúltanos.
Una de las cosas más importantes en odontopediatría es el manejo de conducta del niño, pues sin su colaboración, no va a ser posible realizar el tratamiento dental. Debemos conseguir que, durante el procedimiento dental, la actitud del niño sea positiva frente a nuestro tratamiento.
Para ello, contamos con distintas técnicas de manejo de conducta desde el uso de juegos y música de su entorno, que fomenten la distracción en el niño; hasta sedación moderada con óxido nitroso en los casos más severos, o de pacientes especiales.
La selección de palabras es muy importante, y es necesario emplear un vocabulario sustitutivo para los instrumentos y procedimientos que el niño pueda entender.
En casos más severos, donde con las técnicas de comunicación no sea posible el manejo de conducta del niño, optamos por la sedación ligera con Midazolam; administrando dosis en relación al peso del niño y administradas en clínica 30 minutos antes de la cita de tratamiento; siguiendo el protocolo de la sociedad española de odontopediatria.
¿Qué hago si mi hijo no consigue el tratamiento con estas técnicas? Optamos por la sedación moderada con óxido nitroso.
Una de las preguntas más frecuentes que se hacen las madres es: ¿desde cuándo se empieza con la limpieza...
[+] Leer másLos dientes temporales, o de leche, comienzan a salir a los 6 meses de edad aproximadamente. Como regla...
[+] Leer másEn esta etapa ya han erupcionado los ocho incisivos y con la erupción de los molares de leche se completa...
[+] Leer másA esta etapa se la denomina edad preescolar, ya que el niño se incorpora al colegio. A partir de este...
[+] Leer másLos niños muestran mucha emoción a la caída de su primer diente ya que para ellos es un paso más a...
[+] Leer másEn esta etapa el niño se convierte en adolescente y aquí es donde hay que hacer más hincapié en sus...
[+] Leer másEs muy importante mantener la salud de los dientes de leche. Las caries que no se tratan dan lugar, con frecuencia, a problemas que afectan a los dientes permanentes en desarrollo.
Los dientes primarios o dientes de leche tienen numerosas funciones: son importantes para la masticación y una alimentación adecuada, proporcionar espacio para los dientes permanentes sucesores y ser sus guias en la posición correcta, y permitir el desarrollo normal de los huesos y los músculos de la mandíbula. Los dientes primarios también participan y por tanto afectan el desarrollo del habla y se suman a un aspecto atractivo. Mientras que los incisivos duran hasta 6-7 años de edad, los dientes posteriores (caninos y molares) no se reemplazan hasta 10-13 años.
Es una falacia que los dientes de leche no deben tratarse porque se caen. Quien te diga esto te miente y si es un profesional, deberias cambiarte de especialista.
La pulpa de un diente es el núcleo interno, en el centro del diente. La pulpa contiene nervios, vasos sanguíneos, tejido conectivo y células reparadoras.
El propósito de la terapia pulpar en Odontología Pediátrica es mantener la vitalidad del diente afectado por una caries o un traumatismo, que son las principales razones de que un diente requiera terapia pulpar. La Terapia pulpar es conocida por muchos adultos como "tratamiento del nervio", "pulpectomía" o "pulpotomía". Las dos formas más comunes de la terapia pulpar en dientes de los niños son la pulpotomía y pulpectomía.
Una pulpotomía elimina el tejido pulpar enfermo dentro de la parte de la corona del diente. A continuación, se coloca un agente para evitar el crecimiento de bacterias y para calmar el tejido nervioso restante. A esto le sigue – para aumentar las posibilidades de un mejor pronóstico – una restauración final (generalmente una corona de acero inoxidable o de zirconio)
Cuando toda la pulpa está involucrada (en el conducto radicular (s) del diente, se requiere una pulpectomía. Durante este tratamiento, el tejido de la pulpa enferma e infectada se elimina por completo tanto de la corona como de la raíz. Los canales son limpiados, desinfectados y, en el caso de los dientes de leche, llenos de un material reabsorbible. Luego, se coloca una restauración final. En el caso de un diente permanente , con las raíces ya formadas, se llena con un material no reabsorbible.
Los padres a menudo se preocupan acerca del rechinar nocturno de los dientes (bruxismo). A menudo lo escuchan y les preocupa el desgaste de los dientes (los dientes son cada vez más cortos).
Una teoría sobre su causa implica un componente psicológico. El estrés debido a un nuevo entorno, cambios en la escuela, el nacimiento de un nuevo hermanito, cambios en la alimentación o rutinas del día o de tipo emocional como separación de los padres o sucesos familiares.
Otra teoría se refiere a la presión en el oído interno por la noche. Si hay cambios de presión (como en un avión durante el despegue y el aterrizaje, cuando la gente está masticando chicle, etc., para igualar la presión) el niño va a moler al mover la mandíbula para aliviar esta presión.
La mayoría de los casos de bruxismo pediátrica no requieren ningún tratamiento. Si el desgaste de los dientes es importante o puede llegar a serlo, entonces sí que está indicado tratamiento.
La buena noticia es que la mayoría de los niños superan el bruxismo con una intensidad menor de apretamiento de los 6 a 9 años y progresivamente hasta los 12.
Si usted sospecha o duda si el bruxismo puede estar teniendo consecuencias en la salud dental de su hijo, llámanos.
La succión es un reflejo natural y los bebés y los niños pequeños pueden utilizar los pulgares, dedos, chupetes u otros objetos sobre los que chupar. La succión no nutritiva proporciona una sensación de seguridad en los períodos difíciles y puede inducir el sueño.
Cuando la succión no nutritiva persiste más allá del momento de la erupción de los dientes permanentes es muy probable que huesos y dientes se ven afectados, modificándose su posición correcta y apareciendo maloclusiones que pueden ser muy difíciles de normalizar.
Los chupetes no son sustitutos de chuparse el dedo. Pueden afectar a los dientes esencialmente de la misma manera que los dedos y los pulgares. Sin embargo, el uso del chupete puede ser controlado y modificado más fácilmente que el pulgar o el dedo hábito. Si usted tiene preocupaciones acerca de chuparse el dedo o el uso de un chupete, consúltanos.
Una de las cosas más importantes en odontopediatría es el manejo de conducta del niño, pues sin su colaboración, no va a ser posible realizar el tratamiento dental. Debemos conseguir que, durante el procedimiento dental, la actitud del niño sea positiva frente a nuestro tratamiento.
Para ello, contamos con distintas técnicas de manejo de conducta desde el uso de juegos y música de su entorno, que fomenten la distracción en el niño; hasta sedación moderada con óxido nitroso en los casos más severos, o de pacientes especiales.
La selección de palabras es muy importante, y es necesario emplear un vocabulario sustitutivo para los instrumentos y procedimientos que el niño pueda entender.
En casos más severos, donde con las técnicas de comunicación no sea posible el manejo de conducta del niño, optamos por la sedación ligera con Midazolam; administrando dosis en relación al peso del niño y administradas en clínica 30 minutos antes de la cita de tratamiento; siguiendo el protocolo de la sociedad española de odontopediatria.
¿Qué hago si mi hijo no consigue el tratamiento con estas técnicas? Optamos por la sedación moderada con óxido nitroso.