Depende de varios factores como la intensidad, frecuencia, duración en horas de cada episodio y de cuánto se prolongue con relación a la edad, es decir, si el hábito se prolonga mas allá de los 4 años, pueden producirse importantes alteraciones del crecimiento facial y dentario.
Falta de contacto entre los incisivos superiores e inferiores al morder. El niño muerde sólo con sus molares.
Protrusión de los incisivos superiores hacia fuera y retracción de los inferiores hacia adentro.
Al succionar, la lengua se mantiene retraída por debajo del dedo, esto conlleva a que la misma no ocupe su lugar debajo del paladar, el crecimiento de la lengua es paralelo al del maxilar superior y es su estímulo, de manera que al no estar en su lugar, el estímulo disminuye y el maxilar crece menos
Si el bebé tiene menos de una año no debes hacer nada ya que es absolutamente normal.
Identifica la causa del por qué se chupa el dedo como por ejemplo hambre, aburrimiento, ansiedad, suelo o alguna situación especial. Una vez que identificas el por qué puedes distraerlo con algo alternativo. Si tiene hambre puedes darle alguna galleta o snack, si tiene sueño llévalo a dormir la siesta, si lo hace cuando mira la televisión distráelo y juega con él, etc…
Si el niño tiene más de 4 años, explícale que el dedo no debe ir a la boca y para recordarlo coloca una banda adhesiva en ambos pulgares o en el dedo que se succiona con más frecuencia.
Motivará al niño a dejar la succión para recibir recompensas.
Si el proceso se abandona antes de los 5 años, donde se inicia la dentición definitiva, la corrección de los defectos es sencilla y muchas veces absolutamente espontánea. De persistir, el niño puede en el futuro necesitar algunos años de ortodoncia.